Lillian Smith, Juan Mosley*, Megan Ford, Jonathan Courtney y Chase Stefanelli
Antecedentes: La insuficiencia cardíaca (IC) es una enfermedad crónica en la que el corazón no puede bombear sangre con la eficacia suficiente para satisfacer las demandas del cuerpo. El tratamiento farmacológico se centra en reducir la carga de trabajo del corazón, reducir la frecuencia cardíaca, aumentar el gasto cardíaco, disminuir el edema y reducir la mortalidad. Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), los bloqueadores de los receptores de angiotensina (ARA), los antagonistas de la aldosterona y los betabloqueantes son clases de medicamentos que se utilizan habitualmente en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Otras opciones de tratamiento incluyen el uso de digoxina e ivabradina. Objetivo: Tanto la digoxina como la ivabradina se utilizan para reducir aún más la frecuencia cardíaca no controlada por el estándar de atención. Sin embargo, la digoxina y la ivabradina difieren en función del mecanismo de acción, el efecto sobre la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, las interacciones farmacológicas, los costos y los efectos adversos. Discusión: Se ha demostrado que tanto la digoxina como la ivabradina son eficaces para reducir la frecuencia cardíaca y tratar algunos de los síntomas asociados con la insuficiencia cardíaca crónica. La digoxina ha estado en el mercado por más tiempo, lo que contribuye a un conocimiento más amplio de su seguridad y eficacia en comparación con la ivabradina. Sin embargo, el ensayo SHIFT proporciona evidencia de que la ivabradina puede reducir las hospitalizaciones. Hay menos interacciones farmacológicas asociadas con la ivabradina y no se requiere monitoreo de los niveles del fármaco. Sin embargo, los efectos adversos de la ivabradina pueden afectar significativamente a los pacientes con insuficiencia cardíaca. Conclusión: La ivabradina es atractiva con respecto a su capacidad para reducir las hospitalizaciones en pacientes con insuficiencia cardíaca, así como a su facilidad de dosificación y monitoreo. Sin embargo, debido a su mayor costo y a la falta de uso extensivo, la digoxina puede proporcionar una opción más rentable para muchos pacientes.