Imthiyz khaja shaik, Jai p. Naranjo
La pandemia de gripe causada por el nuevo virus H1N1 ya ha afectado a todos los continentes del mundo. Sin embargo, su alcance y sus posibles efectos aún son inciertos. Al igual que la gripe estacional, la enfermedad es leve y se resuelve espontáneamente en la gran mayoría de los casos, y sólo entre el 1% y el 2% de los pacientes requieren hospitalización. En unos pocos casos, el curso clínico puede empeorar en cuestión de horas, dando lugar a complicaciones graves y, finalmente, a la muerte. El riesgo de complicaciones es mayor entre quienes padecen enfermedades preexistentes, como asma, cardiopatías y nefropatías, y entre las mujeres embarazadas. En esos casos, no se debe retrasar el tratamiento antiviral a la espera de la confirmación de laboratorio. El fármaco antiviral preferido es el oseltamivir, y el zanamivir es una alternativa. El tratamiento antiviral no es necesario para quienes están sanos y tienen una enfermedad leve o sin complicaciones. Es beneficioso para los pacientes con enfermedad progresiva de las vías respiratorias inferiores o neumonía, y para aquellos con afecciones médicas subyacentes y pacientes embarazadas. Como el suministro de antivirales es limitado, se deben utilizar con prudencia y cuando sea apropiado. En unos pocos países hay un suministro limitado de la vacuna contra la gripe pandémica y en la India se están realizando esfuerzos para producirla. Entre las medidas preventivas personales eficaces se encuentran protegerse la boca y la nariz al toser y estornudar, lavarse las manos frecuentemente con jabón, evitar las reuniones multitudinarias y el aislamiento voluntario de las personas sintomáticas. Si bien en la actualidad el virus está causando una enfermedad leve, la próxima ola puede ser más grave. Por lo tanto, se necesita una mayor capacidad de respuesta de los servicios de salud para el manejo clínico de una mayor carga de pacientes.