Gilberto Glady
En los últimos años, varios descubrimientos han modificado profundamente nuestros conocimientos sobre las relaciones entre las bacterias y nuestras células, ya sean células inmunocompetentes o células corporales alternativas que están sujetas al ataque de los microorganismos. Ahora sabemos mejor que nuestras células encuentran microorganismos agresores que utilizan receptores de especificidad limitada a la inmunidad natural y son capaces de identificar patrones moleculares específicos asentados en las membranas de los microorganismos, ya sean gérmenes grampositivos o negativos o micobacterias. Una vez difundida esta identificación, se desencadena todo un arsenal de reacciones inflamatorias para destruir lo más rápidamente posible a los microorganismos en su fase de agresión. Gracias a estas vías defensivas desplegadas por el sistema innato, las bacterias no permanecen inactivas y ponen en marcha sucesivamente un conjunto de reacciones moleculares, así como el poderoso sistema de los inyectisomas, para eludir las respuestas inmunitarias destinadas a su neutralización o incluso a su destrucción final. ¿Y si, con fines terapéuticos, pudiéramos contrarrestar las vías impuestas por las bacterias para vencerlas en su propio terreno? Esto es lo que la Bio Immune(G)ene Medicine -en breve BI(G)MED- está intentando intentar con bastante éxito mediante el uso de dosis ultrabajas de moléculas y basándose en el principio general de la Hormesis. Una breve descripción de la estrategia y algunos ejemplos clínicos pueden ayudar a comprender mejor los méritos de esta nanoterapia sublingual, que además está libre de efectos secundarios indeseables.