Siddhartha Dutta* y Sudeshna Banerjee
La fiebre reumática es una de las causas más comunes de cardiopatía adquirida y ha sido una carga en países de bajos ingresos. Es una reacción autoinmune del organismo contra una infección causada por Streptococcus del grupo A. Como parte de la respuesta autoinmune y la infección repetida, daña las válvulas cardíacas y las nefronas. Actualmente se diagnostica mediante los criterios de Jones modificados y el cultivo bacteriano es esencial para su diagnóstico. En los casos recurrentes, el paciente desarrolla pancarditis además de corea y nódulos cutáneos. El diagnóstico se realiza mediante cultivo microbiológico, susceptibilidad a la bacitracina, prueba de detección rápida de antígenos, prueba de anticuerpos estreptocócicos y diagnóstico basado en PCR. La infección bacteriana se controla con antimicrobianos como penicilina, cefalosporinas o macrólidos. Otros problemas se tratan sintomáticamente. La profilaxis secundaria con antimicrobianos a largo plazo desempeña un papel crucial para frenar la recurrencia de esta afección mórbida. Con el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico, como biosensores y nanosensores, podemos esperar un diagnóstico y tratamiento tempranos que podrían reducir aún más la morbilidad y la carga física y económica en la sociedad.