Devi Manasa P
ABSTRACTO
La bacteria E. coli fue descubierta por primera vez en 1885 por Theodor Escherich, un bacteriólogo alemán. Desde entonces, la E. coli se ha utilizado de forma habitual en análisis de laboratorio y en investigaciones biológicas. La E. coli es una bacteria polimórfica gramnegativa (de crecimiento anaeróbico y de alto impacto) que se encuentra habitualmente en el estiércol de los animales, en los intestinos inferiores de los animales evolucionados e incluso en los bordes de las aguas termales. Crece mejor a 37 °C. La E. coli es un organismo gramnegativo que no puede esporular. Por lo tanto, es muy fácil de matar mediante un simple hervor o una desinfección esencial. La E. coli también se puede clasificar en muchas cepas en función de los diferentes serotipos. La E. coli O157:H7, por ejemplo, es una cepa muy concentrada de la bacteria E. coli, que produce toxinas similares a las de Shiga, provocando enfermedades graves al comer queso y carne contaminada. Además, la E. coli entérica se puede clasificar en seis clasificaciones en función de sus propiedades destructivas, por ejemplo, E. coli enterotoxigénica (ETEC), E. coli enteropatógena (EPEC), E. coli enteroinvasiva (EIEC), E. coli enterohemorrágica (EHEC), E. coli agregativa enteroadherente (EAggEC) y E. coli verotoxigénica (VTEC). Estas E. coli entéricas pueden provocar algunas enfermedades intestinales y otras enfermedades intestinales, por ejemplo, infecciones del tracto urinario y mastitis. Sin embargo, las E. coli no suelen ser peligrosas para los cuerpos humanos ni para otros animales. Por lo general, las E. coli viven en nuestros intestinos, donde ayudan a nuestro cuerpo a descomponer los alimentos que comemos y también ayudan con el procesamiento de desechos, la producción de vitamina K y la retención de alimentos.