Shirin Tarbiat y Cletus JM D‟souza
La causa inmediata de la obesidad es un desequilibrio entre la ingesta y el gasto de energía. Se creía que el estilo de vida sedentario de las sociedades occidentales, que se traducía en una reducción considerable del gasto de energía, era la principal causa de dicho desequilibrio. Los estudios realizados en los últimos años han puesto en tela de juicio esta creencia y han demostrado que el gasto de energía, incluso en un estilo de vida sedentario, no se reduce de forma considerable. Aunque la obesidad tiene una base genética, no se puede atribuir a un gen señal ni siquiera a unos pocos genes. Aunque el almacenamiento de grasa tiene una ventaja en el reino animal, parece suponer un mayor riesgo de muchas enfermedades metabólicas en los seres humanos. Los efectos epigenéticos, en particular la nutrición fetal e infantil, también desempeñan un papel importante en la obesidad adulta. La sobrealimentación parece ser la principal causa de la actual epidemia de obesidad. La comida rápida y los refrescos, junto con la publicidad agresiva de los vendedores de alimentos, han contribuido a comer en exceso. En consecuencia, el equilibrio energético se inclina a favor del exceso de almacenamiento de energía.