Tanja Petronijevic
ESTUDIO DE CASO El presente estudio de caso se centra en una paciente de 66 años, alérgica a la penicilina, con actinomicosis endometrial, sin antecedentes de administración de anticonceptivos intrauterinos (DIU), con sintomatología en forma de sangrado uterino posmenopáusico y dolor pélvico inferior. La actinomicosis endometrial es una infección que se presenta en raras ocasiones, acompañada de sintomatología inespecífica. El diagnóstico se basa en el examen histológico de la muestra de tejido afectado. El tratamiento se realiza con antibioterapia, administrando altas dosis de antibióticos intravenosos y, en ciertos casos, tratamiento quirúrgico, como fue el caso de nuestro paciente. Introducción: La actinomicosis es una enfermedad infecciosa crónica, rara, causada por microorganismos anaerobios, grampositivos, filamentosos del género Actinomyces. La especie más común aislada es Actynomices israeli (1). Se encuentra formando parte de la flora normal de la boca humana, tracto gastrointestinal y urogenital. La mucosa sana es una barrera contra su propagación en el organismo (2). La destrucción de la barrera mucosa causada por traumatismos durante exámenes endoscópicos, operaciones o enfermedades inflamatorias crónicas es un factor predisponente para el desarrollo de actinomicosis. La enfermedad se presenta en varias formas, siendo las más comunes la cervicofacial, abdominal y torácica, mientras que la pélvica, generalizada así como localizada en el SNC, son menos comunes. (3, 4, 5, 6, 7,8) El útero es relativamente resistente a las infecciones y la infección endometrial es muy rara. La infección genital suele ser endógena, posiblemente desarrollada por propagación directa a través del abdomen, por vía ascendente o inoculación, asociada a DIU, peserio contaminado, prolapso uterino y abortos criminales (13) y es difícil hacer el diagnóstico preoperatorio. La actinomicosis endometrial causa síntomas atípicos como dolores abdominales, sangrado interno en los órganos genitales, por lo que es difícil determinar el diagnóstico correcto. El diagnóstico de actinomicosis se realiza más combinado aislando la actinomicosis de una muestra de biopsia (9,10). En el tratamiento de la actinomicosis, la penicilina G es una opción, en dosis altas y uso a largo plazo. Los pacientes alérgicos a la penicilina han sido tratados con tetraciclina, clindamicina, eritromicina y cefalosporinas (10, 11, 12). A veces se requieren procedimientos quirúrgicos. (9,10) La tasa de reconocimiento de Actinomyces en pacientes con actinomicosis pélvica es tan baja como el 2%. Las enfermedades provocadas por Actinomyces spp. son con frecuencia difíciles de diagnosticar. La determinación de actinomicosis se puede confirmar mediante cultivo. No obstante, con frecuencia es difícil cultivar Actinomyces. El medio de cultivo debe ser estrictamente anaeróbico y se necesita entre 14 y 21 días para obtener un resultado.No se suele solicitar un cultivo tan específico si no se sospecha la determinación. Se ha informado de una tasa de cultivo negativo del 76 %. La conclusión de la actinomicosis se puede hacer mediante el hallazgo de gránulos de azufre dentro de los exudados provocadores en el examen histológico o en las pruebas de Papanicolaou. Histológicamente, los abscesos en análisis con la consiguiente putrefacción y fibrosis espesa se encuentran específicamente en la actinomicosis. Las depresiones dolorosas se llenan de tamaño y tienen paredes gruesas avasculares. El ser vivo primero forma uniones gruesas con las estructuras adyacentes debido a su fibrosis extensa y en las etapas tardías, puede producir fístulas internas o externas. Para concluir, nuestro caso es raro e intrigante, ya que la actinomicosis endometrial se encuentra en una mujer posmenopáusica y no está relacionada con un DIU o cualquier intervención quirúrgica. Este informe de caso también enfatiza que la actinomicosis endometrial puede ser una causa poco común de secreción vaginal posmenopáusica y que, por lo tanto, debe considerarse como una posibilidad.