Freda Manu*
En los últimos años, la relación entre la agricultura y la industrialización ha sido la de exprimir la primera para expandir la segunda. La transformación estructural, como clave para el crecimiento económico y el desarrollo, requiere que la mano de obra y los recursos se trasladen de un sector de "baja productividad", como la agricultura, a un sector de "alta productividad", como la industria. Así, la búsqueda del crecimiento ha llevado a muchos países en desarrollo a descuidar sus sectores agrícolas, ya de por sí débiles, en pos de distintos tipos de políticas de industrialización, desde la sustitución de importaciones hasta la industrialización de las exportaciones, con muy poco éxito para la mayoría de estos países. El resultado ha sido una creciente crisis alimentaria y el fracaso de los esfuerzos de industrialización en muchas partes del Tercer Mundo.