Verona Mulgrave, Oyonomo Ntekim y Chimene Castor
Planteamiento del problema: Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, la cirrosis hepática es la 12.ª causa de muerte en los EE. UU. y es causada principalmente por la enfermedad hepática alcohólica. El Centro Nacional de Estadísticas de Salud indicó que la cirrosis es más frecuente en los negros que en los blancos y la tasa de mortalidad más alta se da entre los hispanos. Los resultados de NHANES sugirieron que la frecuencia de esteatohepatitis y cirrosis varía significativamente según la etnia: el 45 % de los hispanos, el 33 % de los blancos y el 24 % de los negros, los mexicanos y los negros tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas que sus contrapartes blancas. Metodología y orientación teórica: El objetivo de este estudio es investigar la importancia de nutrientes específicos en el manejo nutricional de la cirrosis hepática. Este estudio fue un informe de caso de un solo sujeto de un hombre afroamericano de 49 años al que se le diagnosticaron varias comorbilidades, incluida la cirrosis hepática idiopática. Este sujeto fue elegido al azar del Hospital Universitario Howard. Los datos se obtuvieron de fuentes primarias y secundarias, incluidos registros médicos, entrevistas a enfermeras y entrevistas al paciente. El paciente se sometió a paracentesis y toracocentesis (toracocentesis) para eliminar el exceso de líquidos. Se utilizaron registros dietéticos y cuadros de alimentos para recopilar información dietética y controlar la ingesta durante un período de dos semanas. La intervención dietética se completó durante un período de 3 semanas. Se completaron exámenes posteriores que incluyeron exámenes físicos y médicos, evaluación dietética y recopilación de datos bioquímicos. Todos los datos se analizaron en comparación con los estándares. Resultados: Varón afroamericano de 49 años con antecedentes sociales de tabaquismo que ingresó debido a dolor abdominal y distensión durante 2 semanas. Al paciente se le diagnosticó cirrosis hepática, dislipidemia, hipertensión, sobrecarga de líquidos, diabetes mellitus e insuficiencia renal crónica. El examen físico revela la presencia de ascitis, ictericia y marcas de rasguños, erupciones cutáneas y decoloración de la piel. El hallazgo del enfoque nutricional revela que el paciente estaba demacrado, tenía emaciación temporal, edema bilateral, así como varios casos de vómitos y estreñimiento. El paciente se sometió a una paracentesis y una toracocentesis para eliminar el exceso de líquidos. Antes de ser hospitalizado, el paciente consumía una dieta alta en sodio y grasas y no cumplía con el régimen dietético anterior. El paciente fue dado de alta después de ocho días de hospitalización. Resumen de la investigación: El paciente tenía varios diagnósticos nutricionales que incluían desnutrición, ingesta oral inadecuada y utilización deficiente de nutrientes y aumento de los requisitos de energía y nutrientes. Los objetivos del tratamiento incluían proporcionar energía, proteínas, vitaminas y minerales adecuados, así como mejorar la nutrición promoviendo el mantenimiento del peso. El peso del paciente se estabilizó con una restricción de líquidos de 1000 ml a 1500 ml, 1800 kcal y 75 g de dieta proteica. El paciente tenía un apetito aceptable (consumía el 60% de las 3 comidas por día).La condición hepática del paciente se estabilizó con una dieta prescrita de 2 g de Na, dieta controlada con CHO, suplementación de grasas de cadena media y suplementos multivitamínicos como lo evidenciaron los valores de laboratorio estabilizados para AST, ALT, ALP, PT y PTT. Los valores de laboratorio de LDL, TAG se normalizaron después de la dieta de reducción de grasas y colesterol, que se administró junto con simvastatina durante un período de 10 días. Conclusión y significado: La nutrición juega un papel clave en el manejo de la cirrosis del hígado, específicamente restringiendo el líquido y el sodio, proporcionando carbohidratos, proteínas y ácidos grasos de cadena media adecuados, así como micronutrientes como vitaminas B y vitaminas liposolubles. Evaluación del estado nutricional y complicaciones para el manejo del ejercicio Las pautas contemporáneas para la actividad física y la aptitud física en adultos mayores (hombres y mujeres mayores ≥ 65 años y adultos de 50 a 64 años con enfermedades crónicas clínicamente importantes y/o barreras funcionales) sugieren que la actividad física cardiovascular de intensidad moderada debe realizarse durante al menos 30 minutos 5 días a la semana, así como 2 sesiones de entrenamiento de resistencia y actividades físicas de flexibilidad por semana. La aplicabilidad de estas pautas depende de la gravedad de las condiciones crónicas y los dolores de cabeza. En cuanto a la LC, el ejercicio irrelevante también puede causar resultados no deseados debido al metabolismo energético deteriorado y/o complicaciones asociadas con la LC, que incluyen ascitis, encefalopatía hepática, hipertensión portal y síndrome hepatopulmonar. Por ejemplo, en pacientes con LC, la presión portal y la hipertensión portal aumentaron con un ejercicio leve (30% de la mayoría), lo que sugiere que dicha carga física representa un riesgo de sangrado por varices. Además, el ejercicio con un consumo insuficiente de nutrientes puede favorecer el catabolismo proteico y, por tanto, la pérdida de tejido muscular esquelético en los pacientes con LC. Por tanto, es imprescindible evaluar el estado nutricional y las complicaciones antes de cualquier control del ejercicio en pacientes con LC. Regímenes de ejercicio para pacientes con LC Los regímenes de ejercicio ideales para pacientes con LC siguen siendo inciertos. Sin embargo, hay algunos datos preliminares con respecto al control eficaz del ejercicio en pacientes con LC. Recientemente, basándose en una encuesta de pacientes con LC compensados, los investigadores recomendaron la siguiente rutina de ejercicio: caminar 5000 o más pasos al día con una ingesta calórica total de aproximadamente 30 kcal/peso corporal perfecto. CONCLUSIÓN Existen numerosos registros que demuestran con certeza que la PEM confiere una probabilidad de supervivencia negativa en pacientes con LC. La PEM en pacientes con LC está muy relacionada con la sarcopenia y una disminución de los niveles de albúmina sérica. También se ha dicho que estas condiciones son predictores de una supervivencia deficiente del paciente. El control de la nutrición y el ejercicio puede mejorar la PEM y la sarcopenia en pacientes con LC. El control de los nutrientes incluye una ingesta dietética suficiente y la aparición de un metabolismo deficiente de los nutrientes. En la evaluación,El aumento actual de la prevalencia de la obesidad ha aumentado la cantidad de pacientes con sobrepeso y LC. La restricción de la ingesta calórica excesiva sin exacerbar el metabolismo de nutrientes deteriorado es vital para estos pacientes. Los BCAA son los principales candidatos para las vitaminas complementarias tanto para los pacientes con sobrepeso como para los que no tienen sobrepeso. El control del ejercicio puede aumentar la cantidad y la fuerza del músculo esquelético y puede mejorar la resistencia a la insulina; sin embargo, la evaluación del estado nutricional y las complicaciones de la LC es obligatoria antes de la implementación de un programa de ejercicios para pacientes con LC. Se requiere el status quo de los regímenes de ejercicio más adecuados para los pacientes con LC. Los padres sugieren un enfoque práctico tentativo para el tratamiento de pacientes con LC con sarcopenia o obesidad sarcopénica. El desarrollo adicional de técnicas para el control de la nutrición y el ejercicio mejorará los efectos generales sobre la salud de los pacientes con LC.