Yu Yan Yiu
En 2015, se estimó que la prevalencia mundial de neoplasias era de más de noventa millones y que los años vividos con discapacidad se estimaban en ocho millones (Vos et al., 2016). Los pacientes con cáncer requieren mucho apoyo, ya sea físico, financiero y psicológico, de sus familiares y cuidadores, lo que ejerce una gran presión sobre estos últimos y, por lo tanto, también afecta a su salud psicológica. Se estima que entre el 40 y el 70 % de los cuidadores presentan síntomas clínicamente significativos de depresión, mientras que aproximadamente entre el 25 y el 50 % de estos cuidadores cumplen los criterios de diagnóstico de depresión mayor (Zarit, 2006). La psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, ayuda a controlar o eliminar los síntomas problemáticos para lograr una mejor salud mental. Existe un amplio consenso en que la psicoterapia puede ayudar a mejorar los trastornos mentales. Si bien definitivamente debemos esforzarnos por tratar a los pacientes con cáncer y prestar atención a su salud mental, no debemos olvidar que las enfermedades pueden afectar a toda la familia y es necesario tener en cuenta también la salud mental de toda la familia. Por lo tanto, vale la pena investigar si proporcionar psicoterapia de forma activa, en lugar de solo cuando la salud mental de los cuidadores está tan deteriorada que necesitan buscar ayuda, puede ayudar a mejorar el bienestar de la familia/cuidadores y ser recomendable. Se buscaron estudios en las bases de datos electrónicas de PubMed, Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL), la Biblioteca Cochrane, PsycINFO, Medline a través de EBSCOhost. Criterios de inclusión: se buscaron ensayos controlados aleatorios que reclutaron a los miembros de la familia/cuidadores de pacientes con cáncer. Los tipos de intervenciones pueden incluir cualquier forma de psicoterapia que tenga como objetivo principal mejorar el bienestar de la familia/cuidador, y los resultados medidos son la calidad de vida, el bienestar mental o la función social de los cuidadores. El resultado de la intervención debe compararse con un grupo de tratamiento habitual o un control de lista de espera. No hubo restricción de idioma o tiempo. No se incluyó literatura no publicada ni material gris. Luego se obtuvieron los estudios seleccionados que cumplieron con los criterios en su totalidad. El riesgo de sesgo de los estudios seleccionados se evaluó utilizando los criterios descritos en el Manual Cochrane para Revisiones Sistemáticas de Intervenciones (Haggins y Green, 2008).